La conservación y elaboración de alimentos, una cuestión esencial de la supervivencia humana, estaba originariamente en manos de las mujeres. Las experiencias transmitidas oralmente o por imitación incluían conocimientos intuitivos importantes de física, química, biología y farmacología.

La introducción de la escritura en las culturas primitivas y las exigencias de refinamiento por parte de los poderosos contribuyeron a que estos conocimientos se fijaran por escrito y que pasaran a manos de los hombres.

La evolución de la ciencia, que marginó a las mujeres ya en las primeras grandes culturas, debe buena parte de sus fundamentos a su inventoras originarias, pero sus posibilidades de sistematización y desarrollo es efecto del surgimiento de la escritura.